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domingo, 9 de febrero de 2014

LA MUERTE DE IVAN ILLICH , de León Tolstoi


La primera novela que comentaré es una de las más conocidas de toda la literatura rusa: La muerte de Iván Illich, escrita por el gran León Tolstoi.
Se ha dividido el comentario en 4 partes: primero una breve sinopsis de la obra, luego una brevísima biografía del autor, después un análisis ético de la obra (al ser esta una obra muy cargada con dilemas éticos y morales) y finalmente la conclusión personal del autor de este blog.

Sinopsis [AVISO SPOILER ¡Si aún no habéis leido esta novela saltaros esta parte!]

La muerte de Iván Illich es una novela corta escrita por el gran autor ruso Lev Tolstoi a finales del siglo XIX. En ella se narra la historia de un hombre, el cual da nombre a la novela, y que trata sobre la historia de su vida.

La novela comienza con una serie de juristas que comentan la reciente muerte de uno de sus compañeros. Uno de ellos va a visitar su sepelio y, después de hablar con la viuda, hay un flashback que nos lleva años atrás: en el momento en que nace el protagonista.

El protagonista de la novela, Iván Illich Golovin, es un miembro de la pequeña burguesía rusa que estudia derecho y se inicia en la carrera de jurisprudencia gracias a los contactos de su padre. Lleva una vida muy normal, lo que se podría denominar como el modelo de vida de las clases acomodadas rusas de la época. Su día a día es muy regular y previsible: por las mañanas va a su puesto de trabajo, el cual se toma muy en serio y con una gran profesionalidad. Al terminar su jornada laboral, se dedica a hacer actos de vida social en la localidad en la que está destinado, demostrando ser un gran bailarín y un buen jugador de cartas (aficiones muy normales de la burguesía de la época). Su éxito con las mujeres es notable, pero después de pasar unos años de libertad, al final se acaba casando con la que será su mujer. Se casa un poco por amor pero sobre todo porque es lo que se supone que debe hacer un hombre de su posición. Su matrimonio demuestra ser difícil. Ya desde buen principio los malentendidos y las discusiones conyugales se repiten con bastante frecuencia, hasta que la pareja decide tener descendencia. Para huir de la vida familiar, la cual no tiene en mucha estima, Iván se centra cada vez más en su carrera profesional y en los actos de sociedad. Procura estar siempre ocupado fuera de casa, o en el caso de que sea imposible, intenta que en su casa haya invitados para no tener que estar solo con su familia.

Su nivel de gasto va en aumento debido a su intensa vida social, así que intenta por medio de contactos poder acelerar su ascenso en la carrera funcionarial y disponer de unos estipendios mayores. Para controlar el gasto decide llevar a su familia al campo con el hermano de su mujer, mientras él se embarca en su progreso profesional. Gracias a sus contactos consigue el puesto de trabajo indicado y se muda a una ciudad importante. Está exultante. Lo primero que hace es adquirir una casa allí y enfrascarse en su decoración para mostrar a todas sus amistades su nueva posición social. En uno de esos días de euforia, Iván Illich  cae intentando colocar bien unas cortinas, haciéndose un golpe en el costado. En un primer momento no le da ninguna importancia al golpe,  sigue con la decoración de la casa y espera que llegue su familia del campo.
El tiempo va pasando y todo vuelve a su estado anterior. La felicidad efímera de estrenar posición laboral y casa dura poco y el malestar familiar sigue creciendo a la familia Golovin. Un día Iván nota un dolor creciente y decide, por presión de su mujer, visitar a un médico para que le realice un diagnóstico.

El médico le receta unos medicamentos e Iván cumple religiosamente con todos los preceptos que le indica. Sin embargo, el dolor no disminuye y sigue molestándolo cada vez más.
Al cabo de las semanas el malestar es insoportable, y aunque visita a otros médicos y usa una cantidad considerable de remedios diversos,  el dolor parece no disminuir.  Es en este momento en que el protagonista empieza a reflexionar sobre los males de la existencia humana y la frivolidad de la gente que le rodea, que procura no mencionar lo que piensa: el más que probable terrible desenlace de la enfermedad.

Sólo se siente cómodo con un miembro del servicio, el cual pide que le haga compañía y le alce las piernas para sentirse mejor. Es un chico sencillo,  de campo, que no está imbuido por las necesidades ni las maneras de hacer de la burguesía a la que pertenece Iván y a la que tan odia ahora por no querer expresar lo que realmente sucede.

Poco a poco va empeorando. Empieza a sentir un miedo terrible hacia la muerte y se suma en la desesperación más absoluta. Lo sabe. Todo esto viene del día en que, queriendo mostrar a todo el mundo su nueva posición social,  cayó intentando colocar unas cortinas.

Los pocos momentos en los que tiene una cierta esperanza,  se aferra a la posibilidad de encontrar una cura milagrosa para sus males, casi es una fe religiosa y visceral en que todo se podrá solucionar.
En sus últimos momentos,  Iván Illich se intenta despedir de su familia, expresando con gestos lo que no puede expresar en palabras. Justo en sus últimos momentos desaparece su terror a la muerte, usando una metáfora muy bonita: procura resistirse a caer a un pozo de oscuridad con todas sus fuerzas, pero resulta que al final de este pozo negro ve una luz... ya no tiene miedo. No teme a la muerte,  porque para él, ya no existe.
La obra termina en el instante en que deja de respirar y muere.

Autor

El Conde Lev Nicolaevich Tolstoi fue un escritor ruso de la segunda mitad del siglo XIX, miembro de una antigua familia noble en plena Rusia zarista. Nació en la mansión familiar de las afueras de la ciudad de Tula. Se inició en la carrera de Derecho, sin demasiado éxito académico, y prefirió dedicarse a disfrutar de los placeres de la vida, llegando a tener unas deudas de juego enormes. Para huir de sus acreedores, Tolstoi se alistó en el ejército imperial y es destinado a las campañas del Cáucaso (región montañosa que delimita Europa y Asia entre los mares Negro y Caspio, que por aquellos tiempos estaba siendo conquistada por el Imperio Ruso). Fue después de vivir los horrores de la guerra que Tolstoi empezó su carrera literaria.
Se casó y se retiró a su casa familiar a escribir, ocupación que la ocupó el resto de su vida. En su madurez, comienza a vivir una transformación espiritual que lo convirtió en todo un asceta y un filósofo moral, acercándolo a la filosofía anarcocomunista y convirtiéndose en un pacifista convencido.
En plena transformación espiritual, Tolstoi escribe lo que para algunos (entre ellos Mahatma Gandhi) es la mejor novela rusa de todos los tiempos: La Muerte de Iván Illich.
Lev Tolstoi murió en 1910 en su casa natal, la cual se convirtió en museo,  y hoy en día es reconocido como uno de los mejores escritores de la literatura rusa y universal.



Análisis ético de la obra

Esta obra tiene un fuerte contenido moral, o eso es lo que intentó transmitir el autor. Ya en su concepción inicial, Tolstoi quiso escribir una novela con una finalidad dogmática y moralista debido a su transformación espiritual. En esta "obra protesta" el autor pone de manifiesto lo que considera que es una falta de valores de su sociedad y de su clase social en particular.

Se pueden encontrar varios conflictos éticos en esta  obra. En primer lugar, debido a su entorno familiar, Ivan Illich es conducido a seguir los pasos de su padre en la carrera pública más por obligación que por vocación. Este hecho es el mismo que le ocurrió al autor y en el que, casi seguro, se inspiró para esta obra. Después, su vida disoluta en su juventud y su falta de autocrítica y valores personales lo hacen llevarse por su entorno. Esto le lleva a casarse por presión social, sin estar demasiado convencido. Esta falta de amor conyugal es una de las criticas más encarnizadas de Tolstoi, el cual expresa la inutilidad de casarse sin tener sentimientos fuertes por la otra persona. También se expone la superficialidad del protagonista, al necesitar este de un aumento de ingresos para poder hacer frente a sus gastos de exhibición social. El uso de la metáfora de la caída mientras coloca unas cortinas para iniciar la enfermedad que lo llevará a su muerte es el punto culminante de la obra (con la excepción del final) en el que se quiere indicar la futilidad de la vida de Iván y se quiere transmitir la idea de que todo acto superfluo nos priva del verdadero sentido de la vida. El autor busca expresar la idea de que la vida sin virtudes morales del protagonista es un error, y crea esta situación tan cómica y tan dramática en el mismo momento de iniciar el final de la vida de Iván con un acto tan cotidiano en la época para a su clase social como es colocar unas cortinas a la última moda para buscar la admiración de sus conocidos.

A partir de ahí se inicia una contradicción que va en aumento a medida que el protagonista se da cuenta de su muerte inminente y que se podría entender como la discusión tecnófoba - tecnófila. En un primer momento, Iván hace un caso absoluto a las recetas del médico y cree que su conocimiento médico podrá salvarlo y, por lo tanto, entiende que el conocimiento científico es suficiente para salvarle la vida. El autor nos quiere dar aquí otra lección: la ciencia y la tecnología no pueden hacer nada para salvar una vida vacía. Por lo tanto podemos entender que el autor se muestra bastante incrédulo con la tecnificación de la vida que se inició precisamente en la época en que fue escrita esta obra.
Paralelamente al empeoramiento de la salud del protagonista, éste se da cuenta de la superficialidad y de la mentira constante en que vive la gente de su entorno, que esconde lo que verdaderamente piensa de él y lo trata con condescendencia. Sólo un miembro del servicio tiene la simpatía del moribundo, un chico sencillo y sin pretensiones que lo trata con sinceridad. El autor vuelve otra vez a criticar la sociedad que él considera superficial ya valorar la sencillez de la gente humilde.
Al final de la obra, el protagonista pierde el miedo a la muere, que lo paralizaba, y se muestra tranquilo y con paz consigo mismo. Tolstoi quiere terminar la obra con el mensaje de que una vida vacía como la de Iván es como una muerte en vida y que por tanto, no tiene nada que temer a la muerte.

El conflicto que transmite esta obra en su conjunto es el de la dualidad de la sociedad de que formaba parte del autor, entre lo que él considera negativo (la occidentalización de la sociedad rusa , la pérdida de tradiciones, la pérdida de la religiosidad,  la superficialidad que ello conlleva, la deshumanificación, la pérdida de valores morales debidos al materialismo, la pérdida de fe y la confianza en la tecnología y la ciencia, la infelicidad ) y lo que él considera que se debería recuperar (valores religiosos que él entiende como valores humanos, vuelta a la vida sencilla que tiene la agricultura rusa, sinceridad, solidaridad, recuperar la fe, la felicidad de cumplir con el deber y de las pequeñas cosas ).

Opinión personal

La muerte de Iván Illich parece a primera vista una novela con un argumento bastante simple: cuenta la historia de un hombre , prototipo de los hombres acomodados de su tiempo , y con un nombre muy común en la lengua rusa para potenciar este estereotipo, donde nos exponen su vida y las circunstancias de su muerte. Se usan temas recurrentes que pueden ser perfectamente aplicados a la sociedad contemporánea: la ambición, el nepotismo, los problemas matrimoniales y familiares, el miedo a la muerte,  la ociosidad,  la necesidad de mostrar tus posesiones materiales, etcétera.
Pero afinando más la vista se pueden extraer muchas más cosas. Es una crítica encarnizada a los valores de la sociedad de la que Tolstoi formaba parte, de su moralidad dudosa, de su hipocresía brutal , de la alteración de prioridades de sus miembros,  de la superficialidad. Era una sociedad en la que es valoraba la apariencia, el lujo, en donde la educación consistía en decir palabras amables sin ser sinceros, sólo por apariencia; donde las amistades se tenían por interés personal, donde la mayoría de la población vivía en la miseria y la cúspide de la pirámide social se desentendía .
Lo que es más preocupante no es la situación en que se vivía entonces, que lo es, sino que Tolstoi fracasara en su intento de hacernos reflexionar y que hoy en día este esquema social se repita casi idénticamente. Aunque no ocurrir dentro de un mismo país de una manera tan extrema, la globalización ha hecho reorientar la jerarquía social de los seres humanos. Ahora ya no existe la clase dominante en un país que subyuga a la mayoría, sino que algunos países y sociedades subyugan a otros. Aunque esta división social tampoco ha erradicado dentro de estos países, la creación de lo que se denomina " clase media" ha hecho que la mayoría de la población de ellos tengan solucionadas sus necesidades básicas. Pero al igual que en la Rusia decimonónica de la novela, la población de estos países necesita adquirir bienes materiales para intentar compensar la falta de valores morales y la situación de infelicidad constante que nos crea la necesidad imperiosa de tener cuantos más dinero mejor y querer ser o parecer mejor que tus iguales. Pero esta sociedad de consumo desenfrenado se sustenta por la situación de miseria en que, al igual que vivía la mayoría de la población rusa de la época de la novela, vive la mayoría de la población mundial .

Ahora se nos abre una situación interesante, preocupante para muchos, pero esperanzadora para algunos. Debido a la crisis económica que vive la sociedad dominante del mundo, el occidental, se ha hundido la ilusión de estado del bienestar que teníamos. Las diferencias sociales están ensanchando a toda velocidad y estamos en un proceso de involución social que se dirige a una situación similar a la de la novela: pirámide social estricta dentro del propio país.
Pero la gente no renunciará a los derechos adquiridos a lo largo del tiempo, y el progreso a pesar de intentar ser erradicado, es una fuerza tan imparable como el tiempo. La indignación social hacia nuestro sistema, que es el que nacía en época de Tolstoi y que él hace más de un siglo atrás ya nos avisó de los peligros que llevaba, llega a su fin.


Espero sinceramente que los esfuerzos de este autor no sean en vano, y todo con lentitud y paso vacilante, la humanidad siga su ejemplo y su reflexión intemporal nos imbuya de la urgencia de la necesidad de cambiar las cosas.

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